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Al transmitir su enseñanza sobre la oración, Cristo responde a una petición de sus discípulos que, al verle rezar, comprenden que tienen una relación única con su padre. 

Encontramos otra versión de la oración de Jesús en el Sermón de la Montaña del Evangelio de Mateo. En Lucas, Jesús no reunió a sus discípulos diciéndoles: "Hoy os voy a enseñar un tema importante: la oración", sino que respondió a una petición de sus discípulos que, al ver a Jesús orar, comprendieron que tenía una relación única con su padre.

La oración, los discípulos saben lo que es, les enseñaron desde pequeños a rezar a Dios, y ahora, viendo a Jesús rezando, se dan cuenta de que no saben rezar, así que le hacen la gran pregunta: Enséñanos a rezar.

Jesús aprovecha la pregunta para transmitir su enseñanza sobre la oración.

Oración del día

Dios el padre,

A veces, mi corazón anhela todas las cosas que creo que no tengo, en lugar de valorar las bendiciones que Tú das. Hoy, elijo renunciar a todos mis deseos y en su lugar descansar en Tu amor. En el Salmo 46:10 , nos exhortas a reconocer tu gloria, diciéndonos: "Estad quietos y sabed que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones, seré exaltado en la tierra". Tu gloria es suficiente, tú eres suficiente. Como le dijiste a tu hijo Josué cuando estaba a punto de entrar en la Tierra Prometida hace miles de años, nunca nos dejarás ni nos abandonarás. Podemos confiar en Ti, y Tú nos protegerás y proveerás.

Ayúdame a descansar en ese amor y a sentir que la paz que Tú proporcionas descansa en mis huesos hoy y cada día. Te amo, Señor.

Amén de.

Mensaje y pensamiento del día

De las diversas peticiones de oración, una es particularmente preciosa, la del Espíritu, a la que se adjunta una hermosa promesa: "Si sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más no dará el Padre celestial -el Espíritu Santo- a los que se lo pidan!"

La promesa del Espíritu es la promesa de una promesa interior. Todos hemos experimentado la oración seca, en la que sentimos que nos hablamos sólo a nosotros mismos. Por eso debemos comenzar todas nuestras oraciones con una invocación al Espíritu: "Señor, no sé cómo rezar, te pido tu Espíritu para que mi oración sea viva y me ayude a ser mejor hijo tuyo."

Así que cuando seguimos la palabra de Dios y rezamos diariamente, estamos conectados con el amor divino.