No cabe duda de que a veces nos resulta difícil alabar a Dios en todo momento y en todas las circunstancias porque a menudo nos falta coherencia en nuestra fe en Dios. Hay dos principios que podemos aprender y que nos ayudarán: la satisfacción y la gratitud.

Oración del día

Querido Señor, gracias por levantarme esta mañana para saludar otro día y vivir para ti. Haces que mi vida sea realmente buena. Sé que hay mil cosas diferentes que pueden ir mal hoy, pero elijo centrarme en Tu bondad. 

Te pido que me ayudes a tener un buen día hoy a pesar de las circunstancias cambiantes. Dame sabiduría y discernimiento para saber cómo puedo ayudar a alguien o tender la mano a alguien que está sufriendo. 

Ayúdame a ser una buena parte del día de otra persona y anímame a pensar en los demás antes que en mí mismo. Y al final de este día, recuérdame dar gracias por todas las bendiciones que me has dado. Que siempre me deleite con cada pequeña o gran bendición tuya, Dios. En tu nombre, te ruego Jesús. 

Amén.

Pensamiento y mensaje del día

Vivimos en una sociedad en la que conviene querer todo a la primera y exigir lo mejor sin ninguna empatía por la otra persona, como si fuera nuestro deber. La impaciencia, el egoísmo y la ingratitud son el resultado de esa actitud del corazón. Esta forma de pensar puede llevarnos a actuar como si tuviéramos un poder total sobre nuestras vidas y así eliminar a Dios de la ecuación relativa a nuestro futuro.

"Mira la obra de Dios: ¿quién puede enderezar lo que ha doblado?" (Eclesiastés 7.13)

Cuando abrimos nuestros corazones con humildad, podemos ver que Dios es el constructor de todas las cosas, y de él dependen todas las cosas. 

"El Señor confirma los pasos del hombre, y se complace en su camino; si cae, no se abate, porque el Señor lo sostiene de la mano". (Salmo 37.23-24)

Es fácil olvidarlo, pero hay que tener en cuenta que si cada día podemos salir adelante es gracias a Dios. Él nos cuida y fortalece nuestro camino. Cuando nos damos cuenta de esto, debemos agradecerle diariamente en nuestros corazones.

"Dad gracias continuamente por todo a Dios Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5:20)

Dios trata con cada uno de nosotros de forma personalizada y benévola. Es dar las gracias cuando recibimos un regalo o un servicio de alguien. Por lo tanto, es normal tener gratitud a Dios en nuestros corazones y en nuestras oraciones.

Para ser agradecidos, debemos saber lo que hemos recibido. Todos tenemos un potencial extraordinario dentro de nosotros: ¡la vida! Gracias por la persona que soy; soy extraordinaria, única, creada por Dios.