Jesucristo, figura central del cristianismo, es conocido por su compasión, amor y humanidad. La Biblia retrata diversos aspectos de su vida terrenal, como sus enseñanzas, milagros e interacciones con la gente que le rodeaba. 

Entre estos relatos, hay veces en las que se describe a Jesús como si hubiera llorado. Pero, ¿cuántas veces exactamente menciona la Biblia que Jesús derramó lágrimas? Véase más abajo.

El significado de las lágrimas de Jesús

Las lágrimas de Jesús revelan su humanidad y su empatía por los que sufren. No sólo demuestran su genuina conexión con las emociones humanas, sino que también reflejan su profundo amor por las personas y su comprensión de los dolores y tribulaciones de la vida terrenal.

Aunque la Biblia no registra explícitamente el número total de veces que Jesús lloró, sí relata varios incidentes en los que se le vio llorar. Examinemos algunos de estos momentos significativos:

Jesús lloró por Lázaro

Uno de los relatos más conocidos de las lágrimas de Jesús se encuentra en el Evangelio de Juan, capítulo 11, versículos 32 a 35. En este pasaje, Jesús llega a la tumba de Lázaro, un querido amigo que había muerto, y se conmueve profundamente ante el dolor de sus seres queridos. 

Al ver llorar a María, la hermana de Lázaro, y presenciar el sufrimiento de los que le rodean, Jesús es descrito como "turbado en espíritu y muy afligido". Entonces pide que le lleven al sepulcro y, ante la multitud, derrama lágrimas. Este conmovedor momento demuestra la empatía de Jesús y su sensibilidad ante las emociones humanas más profundas.

Jesús lloró por Jerusalén

En el Evangelio de Lucas, capítulo 19, versículos 41 a 44, se recoge otro episodio notable. En él, Jesús se acerca a Jerusalén y, al ver la ciudad, llora sobre ella, profetizando la destrucción que estaba por venir. Se lamenta diciendo: "¡Si te dieras cuenta en este día, incluso tú, de lo que podría traerte la paz! Pero ahora está oculta a tus ojos". 

Estas lágrimas revelan no sólo la tristeza de Jesús ante la inminente tragedia que aguardaba a Jerusalén, sino también su compasión y su ardiente deseo de paz y salvación para los que allí vivían.

Jesús lloró en el Huerto de Getsemaní

En el Evangelio de Mateo, capítulo 26, versículo 36 y siguientes, se describe un momento conmovedor de la vida de Jesús, en el huerto de Getsemaní, antes de su arresto y crucifixión. Aquí, Jesús experimenta una profunda angustia y agonía espiritual, enfrentándose al peso aplastante de lo que estaba por venir. 

Pide a sus discípulos que le acompañen y velen con él, pero se quedan dormidos. Jesús, en su soledad, se entrega a la oración ferviente, sudando gotas de sangre, en medio de una intensa lucha interior. 

Aunque en este relato no se mencionan explícitamente las lágrimas, la angustia y la aflicción emocional de Jesús son evidentes, lo que revela su humanidad y su voluntad de afrontar el sacrificio definitivo por amor a la humanidad.

Informes

Aunque la Biblia no da un número exacto de veces que Jesús lloró, los relatos de sus momentos de lágrimas ponen de relieve su compasión, empatía y sensibilidad ante el dolor humano. 

Estos episodios revelan un aspecto importante de su naturaleza divina y humana, mostrando que no sólo compartía las alegrías y esperanzas de sus seguidores, sino también sus penas y dolores.

Por eso, cada vez que la Biblia registra el llanto de Jesús, nos recuerda su profunda identificación con la condición humana y su voluntad de llevar nuestras cargas y ofrecernos consuelo y esperanza. 

Sus lágrimas no sólo dan testimonio de su humanidad, sino que también nos invitan a acudir a Él en nuestros momentos de necesidad, sabiendo que es capaz de comprendernos y consolarnos en todas nuestras tribulaciones.

Véase también: Rezar puede cambiarlo todo; entienda las razones

18 de abril de 2024